Y es que se observa como el edificio había sido construido en una de las manzanas resultantes de la urbanización de la antaño Plaza o boulevard de Abastos, promovida a finales del siglo XVIII y de la cual resultaron las dos calles paralelas llamadas con su nombre y del Gobernador y, como espacio público, la actual Plaza de la Constitución.
Por aproximar más la fecha se puede indicar que dicha planificación debió producirse entre 1773, momento en que Domingo de Aguirre elabora su célebre Topografía del Real Sitio, y en la que todavía la ancha Plaza aparece liberada, y 1792, cuando hay constancia documental de la edificación de una de sus manzanas, la de la Casa Empleados o Dependientes.
Lo más probable es que el proyecto de ampliación se enmarque más en la última fecha que en la primera y dentro, en cualquier caso, del reinado de Carlos IV, lo que permitiría aventurar, en consecuencia, que el Palacio de Medinaceli podría haberse levantado en la ultima década del siglo XVIII.
Ostentaba a la sazón la titularidad de esta poderosísima casa nobiliaria, y desde 1790, D. Luis Felipe Fernández de Córdova y Gonzaga, XIII Duque de Medinaceli, Caballero Mayor de S.M., Mayordomo Mayor de la reina María Luisa, Caballero del Toisón de Oro y de Calatrava, casado con Dª Joaquina de Benavides, por propio derecho III Duquesa de Santisteban del Puerto y XIV Marquesa de la Navas.
Este aristocrático matrimonio se veía obligado a seguir, por sus cargos palatinos, a los soberanos durante sus Jornadas en los Reales Sitios y a buscar en ellos alojamiento suficiente para su numerosa familia o corte particular. Siendo todavía marqueses de Cogolludo, previa dignidad al ducado de Medinaceli, habían levantado en San Lorenzo de El Escorial y calle de su nombre una gran casa de jornada o palacio, cuyo proyecto encomendaron al arquitecto del sitio Juan de Villanueva en 1785, si bien las obras no comenzarían hasta dos años después.
La responsabilidad de este maestro en el palacio de Medinaceli de El Escorial hace inmediatamente suponer la misma autoría para el de Aranjuez, coincidiendo, como coinciden, uso, periodo y promotor, incluso el nombramiento oficial de aquél como arquitecto director de las obras reales del último lugar a partir de 1793.