Ambos edificios son contemporáneos y ocupan parecidas situaciones urbanas, en las nuevas manzanas de la plaza. En los dos se aprecia la aplicación práctica de las exigencias de calidad constructiva del arquitecto. Pero, en este caso, el edificio promovido por la Corona asume su total integración en la trama urbana haciendo alarde de discreción y uniformidad, en condición simple edificio administrativo: para diferenciarle del caserío ordinario es necesario acercarse al detalle de sus soluciones constructivas. El palacio utiliza los mismos elementos compositivos, pero el cambio de escala permite introducir un sentido de monumentalidad ausente en la casa del Gobernador, sin generar estridencia alguna en la lógica urbana.
Tanto la casa de la Reina como el palacio de Medinaceli o, si se quiere, el colegio de las Cristinas y la casa de Carmena, incorporan esa presencia monumental que parece por principio antitética con el carácter de la ciudad histórica de Aranjuez. Pero en ambos casos la subyacente trama urbana, con sus manzanas rectangulares y sus volúmenes prismáticos, y la propia contención de su arquitectura son capaces de controlar el resultado, y ambos edificios se incorporan con naturalidad al entorno homogéneo y tipológico.