La petición concluía indicando el terreno apropiado para su construcción:
“Un lugar el mas apropósito por su distancia a un cuarto de hora, por su altura aislada y descubierta, por su situación al Norte de este Real sitio y por su seguridad de incomunicación con las aguas potables, y además en esta elevación un edificio con el nombre de la Casa de la Montaña, arruinado e inútil para V.M., y bastante para poder hacer en él la Capilla.”.
Que fuera una gracia que el rey concediera desinteresadamente o no, con las únicas miras puestas en el bien de este Pueblo, o más bien fuese una maniobra para ganarse la voluntad de los vecinos, ante el movimiento que se estaba preparando para el día de San Fernando, nuca se sabrá, pero lo cierto es que la petición tuvo un eco positivo, tramitadas las consultas con sorprendente rapidez. La solicitud la presentaba Denche el 23 de mayo y el 25 ya había un informe favorable del administrador Aleas y del Consultor general de la Real Casa. La guinda quedaba pendiente, y paso el 30 de mayo, el asunto se paralizaba un tanto. En agosto, de nuevo a instancias del ayuntamiento, resucita el asunto el administrador interino Vizcaíno de Aguirre, y el 22 de octubre, el mayordomo comunicaba que el rey había tenido a bien conceder lo solicitado en todas sus partes. La efímera vida del ayuntamiento como institución en Aranjuez impediría llevar a término esta importante obra.