Los vanos se abren en las fachadas enfrentadas al norte y sur, lo que permitía una óptima utilización de los desvanes como graneros, con aperturas en su día asimismo a ambos frentes, asegurándose una excelente aireación merced a esa doble orientación. Además, las magníficas vistas panorámicas que se ofrecían del Real Sitio desde el balcón principal de la casa, gracias a su posición dominante en el paisaje, le valdría el sobrenombre de Casa de los Altos de Mira el Rey, sirviendo como emplazamiento para la ilustración histórica de privilegiadas evocaciones de las perspectivas paisajísticas y urbanas de la vega de Aranjuez. La balconada aludida, desarrollada originalmente sobre columnas de estilo dórico (y hoy sobre recios pilares prismáticos), fue, en efecto, el puesto de observación desde el que Domingo de Aguirre realizaría algunos de sus más famosos grabados del lugar. Los estudiosos del Sitio Real de Aranjuez, como José Luis Sancho, conectan en cierto modo este balcón con el construido por Manuel Serrano en el oratorio del Cortijo de San Isidro.
En reciprocidad con los valores ambientales y paisajísticos proporcionados desde los Altos de Mira el Rey, deben destacarse semejantes valores en el ofrecimiento al viajero de la casa y el conjunto desde la discreta elevación de sus bordes sobre el llano, muy especialmente en las visualizaciones realizadas desde la carretea de Madrid en las inmediaciones de los accesos a Aranjuez por el norte. Todo ello pasará pronto al capítulo de los recuerdos en virtud del plan de parcelación de la finca en la que se ubicará el segundo casino de la provincia.