Págs. 225-226
El Palacio de Baviera ejemplifica el estilo de su autor. Es por ello el máximo exponente de la arquitectura de Lema en Aranjuez. La interpretación que el autor realiza de la Edad Media enraíza con la corriente del racionalismo neomedieval de Viollet-le-Duc, la menos mimética, y que mejor capta la esencia estructural del arte gótico. De modo concreto, se anticipa al Palacio Zabalburu de 1872. Los rasgos de este palacio madrileño de Lema se manifiestan en el de Aranjuez: la combinación de los materiales como manifiesto de las líneas estructurales al exterior, la reducción de los elementos ornamentales a la embocadura de vanos, las plantas, los alzados y la volumetría que evidencia la identificación entre la fundación y la forma (sirva de muestra el cuerpo de escaleras y el mirador). Es una arquitectura que tiene un paralelo contemporáneo en Juan de Madrazo (Palacio del Conde de Villagonzalo, proyecto de 1862 y obra gasta 1866). No obstante, algunas de las formas vistas en esta construcción de Aranjuez coincide con las correspondientes a las viviendas que en 1861 proyecta Lema para el Conde de Valle en Madrid: los juegos de impostas, la combinación de materiales y, en detalle, el curioso chaflán de piedra.
En contraposición a lo clásico, hay una intención añadida en este Palacio de Baviera, la de remitir a una estética medieval de origen centroeuropeo, con la imitación de ciertos elementos (aleros, balcones, miradores, rejerías, canalones de cinc) y el uso de materiales similares (el ladrillo, la pizarra, la piedra tallada y la madera labrada). Por otra parte, es interesante señalar un aspecto más en esta interpretación racional, el empleo laico del estilo gótico, que la tradición romántica había adjudicado a la arquitectura religiosa.