TEXTO tomado del libro:
Arquitectura asistencial.-Residencia de ancianos El Deleite.
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Hacia 1995, el edificio fue rehabilitado como residencia de ancianos y centro de día bajo el nombre de El Real Deleite de Aranjuez S.A., con un total de 134 apartamentos individuales y dobles dotados de salón, dormitorio y baño, además de todos los servicios hosteleros y sanitarios característicos de estas instalaciones: comedor, cafetería, sala de juegos y televisión, capilla-salón de actos, lavandería y plancha, peluquería, medicina general y enfermería con sala de rehabilitación y fisioterapia, podología y análisis clínicos que se distribuyen en una superficie de 12.000m2 edificados, a los que hay que sumar otros 48.000m2 de zonas verdes.
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El Centro Residencial de la Tercera Edad de El Deleite ocupa un antiguo palacio y noviciado de jesuitas situado en el límite meridional del casco urbano de Aranjuez, en el antaño lo comunicaba directamente con el Palacio Real, pues aquí tuvo su residencia la reina María Cristina de Borbón que promovió su construcción, aunque el edificio actual muestra el resultado de posteriores ampliaciones. Como consecuencia se puede distinguir dos zonas bien diferenciadas: el palacio original, que compone la crujía trasera; y la ampliación para adaptarlo a su nuevo uso como noviciado de los jesuitas, formada por el cuerpo delantero y las tres alas transversales que lo enlazan con el anterior.
El palacio se caracteriza por el empleo de un ladrillo visto de color rosado claro en los paramentos, sobre el que se destacan las líneas de imposta que señalan los forjados, la cornisa de remate, los refuerzos resaltados de las esquinas y los recercados de las ventanas, realizados en enfoscado pintado y piedra artificial; mientras que las rejas de las ventanas halconeras que recorren los pisos bajo y primero son de cerrajería pintada en color gris claro, y las cubiertas apuntadas de pizarra oscura.
Aunque la fachada principal ha desaparecido casi al completo, ya que solo sus extremos asoman mas allá de la ampliación, todavía puede verse el escudo real que la coronaba. En cambio se conservan casi sin alteraciones los testeros laterales, con las curiosas torrecillas con los ángulos achaflanaros que en tiempos alojaron los retretes de las distintas plantas, que conservan sus paramentos de ladrillo en diente de sierra y sus ventanas arqueadas, aun que han perdido el último cuerpo –sustituido por una terraza abierta- y el aguzado chapitel de coronación. También se conserva en buen estado la fachada trasera, caracterizada por el amplio foso de luces al sótano, que se cruza por un puente que comunica con el jardín. Esta fachada presenta un complejo ritmo de huecos que responde a los diverso resaltes que reflejaban la macla entre crujía longitudinal y las alas transversales, de acuerdo con un esquema 3-3-3-1-3-3-3, que todavía se complica mas según se agrupen –como en los resaltes laterales- o se alejen –como en los paños que flanquean el retallo central, donde las ventanas halconeras, coronadas por guardapolvos rectos en el piso bajo y por frontones triangules en el primero, se separan mediante pilastras resaltadas-.
En cuanto al interior, aunque se ha perdido la decoración de la mayor parte de las estancias, todavía quedan algunos elementos que conservan su aspecto original, como las escaleras –con sus barandillas de fundición metálica y sus cielorrasos recuadrados de escayola-, o el gran salón formado por la suma de una pequeña antesala alargada y una sala cuadrada de mayor tamaño separadas por dos columnillas de fundición, que conserva las ricas carpinterías originales de madera tallada y parcialmente dorada, las sobrepuertas decoradas con catelas ovaladas y roleos vegetales, y la espléndida cornisa perimetral de cartón-piedra moldeado, con sus ménsulas, florones, y angelotes tenantes de estilo neoclásico tardío, que anuncian el inminente advenimiento del neorrococó.
Por su parte, la tardía ampliación para convertir en un noviciado jesuítico –que más que duplicó la superficie original- está formada por un gran cuerpo longitudinal paralelo al del palacio atravesado por tres alas transversales que se prolongan como resaltes de la fachada principal. Construida enteramente de ladrillo en dos