Según describe José Luis Sancho, en su libro
Don José Luis Sancho dice así: en el
C A P I T U L O I I I
-El Real Sitio de Aranjuez-
DEPENDENCIAS FUERA DEL CENTRO URBANO
EL DELEITE *
Los cercados de El Deleite comenzaron a labrarse en 1755, pero recibieron su plena expansión bajo Carlos III diez años más tarde, como narra Quindos: “En estos Deleites se extendió la labor del año de 1765 hasta el número de ciento diez y siete fanegas de tierra. Por la parte del camino se cercó con verjas de madera y machones de albañilería, y por las demás líneas, de tapias de tierra. En el medio se dejó una calle para el paseo con cuatro líneas de árboles de sombra, y se pusieron muchas olivas. El año de 1772 se sembró de bellota el cerro del fin del cercado para experimentar si nacían así las encinas, y formar un nuevo monte que uniese con el antiguo”. Este plantío de encinas nació tarde, “cuando ya se había abandonado, y puesto de viña”, fracasando así el empeño de Carlos III y Floridablanca de cubrir las colinas próximas de vegetación. Además de la labranza y de los plantíos de encina, olivo y vides, en 1778 “se mandó separar de la labores de los Deleites, y formar dentro de la cerca otro jardín, al que se dio nombre de vergel, que le corresponde con mucha propiedad, pues en el corto espacio y ladera que se ocupa hay las mejores frutas, hortalizas, flores unos emparrados que forman galería, cuyas uvas pendientes causan mucho agrado”. Estas iniciativas tendían a configurar una especie de cultivo modelo cuya vegetación hiciese agradable la vista hacia el Sur. La última de ellas escapa ya al reinado de Carlos III, pero merece ser comentada por obedecer al mismo espíritu y por tratarse de la única de la que se conserva un diseño. Se trata de un plano en perspectiva caballera ilustrando un proyecto de vaquería suiza en el Deleite, con letreros en francés. El trazado y la caligrafía de la vegetación nos hace pensar que sea obra de Pablo Boutelou. Acerca de esto ha de recordarse la última actuación de su padre en El Deleite, mencionada por Ponz en 1791: “…La infatigable actividad de don Esteban Boutelou, mi buen amigo y jardinero mayor de este Sitio, no se cansa ni se cansará jamás, de pensar sus ideas sobre extensión de plantíos por todos estos contornos, hasta en las peladas colinas inmediatas.