Dichas obras de distribución se resuelven con estricto rigor funcional y gran austeridad formal, con ajustados recursos y escasos excesos, reduciéndose a su mínima expresión: las tomas de aguas se efectúan normalmente sin necesidad de “caceras” y en la misma acequia, y las entradas de agua a los predios se reparten por el sistema de “caño libre”, con el concurso de boquillas de madera o compuertas de la acequia. Las compuertas generales se construían con madera y con un aparato de maniobra integrado por un fuerte tornillo giratorio de igual material que desciende sobre una viga horizontal
funcionando a modo de tuerca. Los desaguadores o aliviaderos, cuyos cauces se ejecutarán con posterioridad en hormigón, se suelen instalar algunos metros más arriba de las compuertas para facilitar la devolución al río de cierto caudal de agua no aprovechado; son por lo común de guillotina, están asimismo provistos de compuertas y desarrollan variados y oportunos saltos de agua.
En cuanto al perfil de las conducciones, se soluciona por lo general por una sección de paredes verticales o inclinadas, carentes de revestimiento inicial, que evolucionan desde las cajas abiertas y trapezoidales hasta las cubiertas y subterráneas, preferentemente rectangulares, pero también de formas ovoides.
El canal puede atenderse dividido en tres partes: la primera, de 14.6 kilómetros, hoy datada en el siglo XIX, se identifica con el tramo antiguo y tiene una anchura media de 17.43 metros, en tanto que las otras componen el tramo moderno y fueron realizadas a partir de los años cincuenta del siglo XX. A su vez, el tramo antiguo cruza cuatro cuarteles, de los que el segmento inicial sigue su curso a través de las áreas bastante llanas del cuartel de Valdelascasas, por lo que no son necesarias aparatosas y complejas obras de fábrica, destacando en sus inicios los desaguadores y puentes de los caminos que surgen en su trazado. En 1552 ya ordenaba el secretario Vázquez, tal como recoge Nicolás García Tapia, que la acequia vieja debía rellenarse de tierra, construyendo otra nueva que sería atravesada por puentes de igual anchura. Y pedía que se plantasen chopos y fresnos en todo el recorrido del caz y que éste se limpiase para permitir el riego de “las dehesas que se han de hacer en los sembrados y regados…”
A 340 metros de la presa se hallaba el desaguador del Cañal, con un puente de ladrillo para el servicio de la llamada “Isla de la Presa”; a 600 m. está el “desaguador de la Monta”, con cuatro compuertas de cierre al canal y dos de acceso al desaguador; cercano a él, se encuentra también el puente sobre el canal que da paso al camino de la Casa de la Monta, construido a la par que ésta, además de varios pequeños acueductos conformados, como los puentes, por arcos de sillería de medio punto de muy escasa luz, que vienen a ser más bien auténticos caños múltiples. Otros desaguadores son el ya citado de la Sierra, que penetra en el jardín del Príncipe bajo una bóveda de medio punto de fábrica de ladrillo, y el del arca de Herradores, construcción de sillería de piedra y ladrillo que alojaba un depósito de agua desde el que salían las conducciones para el riego de la huerta del Infante y del jardín de la Isla y las fuentes de su parte baja.
En cuanto a los puentes, pueden citarse asimismo, junto a los ya apuntados, el de la Horadada, el del Contadero, el de Valdelascasas (con bóveda de sillería y ladrillo y pretiles de ladrillo), el del Caramillar (con bóveda de ladrillo y boquillas de sillerías), el del cruce con la calle del Blanco, el de la plaza Redonda, el de la Frutería, el de la calle Francisco Ferrer (pasarela de hormigón con tablero metálico hormigonado), el de las Herrerías (de ladrillo), el de la calle Valera, el del ferrocarril de Almansa (de hormigón de mampostería) y el de la carretera de Aranjuez a Toledo.
Tras cruzar el casco urbano, el canal atraviesa las zonas del Montecillo, de la Flamenca y de las Infantas, muriendo en la referida madre vieja de Castillejo. Al pasar la Azucarera, serian visibles en el segundo cuartel los desaguadores del Michalon (que vierte aguas arriba de la fábrica de harinas de Mejía), de Matalobos o de la Química (que vierte por debajo del cementerio municipal y va asociado al