TEXTO tomado del libro:
pags. 254-263
Presa de El Embocador
La construcción de la presa del Embocador, también conocida como “presa de Tajo”, “presa de Arriba” o “de Sotomayor”, por encontrase en la dehesa de este nombre, y situada aproximadamente hacia el pk. 5 de la carretera de Aranjuez a Colmenar de Oreja, a seis kilómetros al noroeste de la población, tuvo lugar sobre el curso de Tajo entre 1530 y 1534 bajo el reinado de Carlos I, en el lugar donde, según Juan Carlos de Miguel y Cristina Segura, se habría alzado “la presa de los molinos de don Gonzalo [Chacon]]”, quizá rehecha a comienzos del siglo XVI por el maestro Andrés Zamora y a su vez dañada en 1530 por una crecida del río (más adelante, los mismos autores estimarán que las aceñas corresponderían al azud sitiado junto al Palacio Real, en tanto que molinos y presa bien pudieran corresponder al Embocador. Lo cierto es que un dibujo conservado en el Archivo General de Simancas y data en 1586, recoge esta parte de la ribera del Tajo, junto a los bosques de Sotomayor y en él figuran las aceñas, con los batanes, presa y secadero de madera). Sea como fuere, lo cierto es que la nueva presa se erigiría pronto en “línea” de salida del principal entramado que construye el sistema de riegos de Aranjuez, “el conjunto más notable que pueda encontrarse en una comarca española” , en palabras del Catálogo de bienes a proteger del Plan General, siendo por tanto el germen de sus dos canales básicos, el de las Aves o de Sotomayor, que arranca de la orilla izquierda del río, y el de la Azuda, llamado también del Embocador, que lo hace de la orilla derecha, ambos realizados en su primera fase por el referido Carlos I (de alguna forma también promotor del caz de Colmenar o del Tajo, del que a su vez emergían los caces de la Cola Alta y de la Cola Baja) e impulsados por su hijo, el rey Felipe II, con un planteamiento territorial más global (sobre la fecha de comienzo del canal de la Azuda no hay acuerdo entre los diversos autores, pues algunos la retrasan al reinado del segundo de los Austrias. Véase la ficha del canal de la Azuda).
La red de canales citados, a los que se une el caz Chico, junto al embalse propiamente dicho, la captación del caudal acuífero y los complejos trazados de distribución y riego, serían obras públicas de singular incidencia en el paisaje sometidas continuamente en el tiempo a reiteradas tareas de mantenimiento (conservación y reparación) y ampliación. La presa y su entorno próximo, caracterizado por la presencia de juncos, saucedas, álamos negros, olmos y tarayales, ofrecen todavía una sugestiva y algo surrealista imaginería, donde moran restos industriales deslavazados testimonios de muros y otros elementos de hormigón, el perfil lineal superior de la presa, el impresionante manto oblicuo del talud y el copioso y sereno caudal de las aguas flanqueadas por la exuberante vegetación virgen de las márgenes, de forma que lo natural y lo artificial se funden en sorprendente cohabitación en un ámbito inolvidable.