Según describe José Luis Sancho, en su libro
Don José Luis Sancho dice así: en el
C A P I T U L O I I I
-El Real Sitio de Aranjuez-
LOS JARDINES DEL REY Y DEL PARTERRE
pgs. 311-314
El Jardín del Rey
El Jardín del Rey es un ejemplo modelo del “jardín cerrado” adornado con estatuas, síntesis de la herencia , mudéjar y de las influencias renacentistas italianas, tan usual en los Palacios Reales españoles de los Austrias, desde el Alcázar de Madrid hasta el Buen Retiro. El Palacio proyectado por J. B. de Toledo se organizaba en torno a un patio cuadrado, pero tras el desarrollo de su fachada, es decir, tras el cuerpo de Poniente, más ancho, se solapaban dos jardines cerrados, uno al Norte – “de la Reina” – y otro al Sur – “del Rey – que, junto a otro semejante a lo largo de la fachada oriental, uniéndoles, habían de formar un conjunto de giardini segreti en torno a la residencia regia, de modo prácticamente igual al de los que en El Escorial rodean la Casa del rey.
Durante el reinado de Felipe II solamente llegó a hacerse la mitad sur del Palacio, es decir el cuarto del rey y, por tanto, sus correspondientes jardines: la mitad del situado a Oriente y el de Mediodía, cuyo extremo oriental se mantuvo separado del de Oriente por medio de una pared unitaria con las demás, hasta que en 1733 se derribó incorporando el jardín al nuevo parterre que entonces se construía. A partir de ese momento el jardín del Rey se consideró parte, o más bien rincón, de un espacio que en realidad nace siglo y medio después, pero para comprenderlo es preciso hacer abstracción de esa realidad, actual desde hace más de dos siglos, y volver a la primitiva clausura de este ámbito. Para complementar esa visión me remito a la ficha del parterre, tratada por consiguiente con mayor amplitud. Como jardín cerrado, el del Rey tuvo dos imágenes sucesivas y bien diferenciadas: la original, de Felipe II, y la consolidada, de Felipe IV, que ha sido restaurada en 1985-1987.
El Jardín de Felipe II
El Jardín de Felipe II, concebido por J. B. de Toledo, fue llevado a cabo por Juan de Herrera a partir de 1577, cuando se acabó el cuarto nuevo y se decidió no continuar la obra, cerrar la pared del jardín y coronarla con antepecho de piedra, situar las fuentes y los cuadros según traza de Herrera y solar los caminos de ladrillo. En 1580 el italiano Roque Solario había concluido la fuente de Jaspe verde, tasada en el mismo año por Jacome Trezzo, Pompeyo Leoni, Juan Bautista Comane y Nicolás Bonanome, y cuya belleza no consistía en la decoración escultórica, inexistente, sino en el primor de su labra, llegando a calificarla de “maravillosa” Gómez de Mora en su informe de 1626. Se colocó en 1582, fecha en que puede darse por