La falta de coordinación total entre la galería meridional y el trazado del siglo XVII no implica el desconocimiento o deferencia proyectual de Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera, pues su pericia es reconocible en cualquiera del resto de sus proyectos y en los planos de Juan Gómez de Mora de 1636, fiel reflejo de la idea de ambos arquitectos de Felipe II, seguramente el cambio de mano de la obra y las sucesivas modificaciones del trazado de los cuadros hayan producido este efecto. Las pequeñas grutas, utilizadas de manera congruente en la Casa de Campo y otros jardines de Felipe II como elementos de transición entre el jardín formal y arquitectónico y la naturaleza “virgen”, con ornamentación acorde a esta función según el gusto del momento, en Aranjuez se presentan en franca contradicción con la idea y forma del ninfeo manierista.
Por tanto se ordena el Real sitio a partir de un palacio compacto con dos jardines propios –del rey y la Reina de perfecta articulación con la edificación y de carácter íntimo, y un gran jardín situado en el exterior, denominado de la Isla, al cual se accede desde tres puentes, uno de ellos el principal, localizado en el propio conjunto del palacio-jardines cerrados.
A pesar de los evidentes entronques medievales hispanos, especialmente musulmanes que Felipe II aprovechó para sus jardines –tanto por el espacio cerrado, los ánditos superiores, las técnicas disuasorias de la exposición solar y los cultivos utilitarios de los frutales, estos del Rey y de la Reina se tienen que entender desde su concepción arquitectónica unitaria de claro carácter renacentista y su capacidad de articular la edificación con el jardín de manera global y de forma perspectiva el eje transversal del jardín –en articulación quebrada con el eje de acceso al palacio, sin duda otra característica hispanomusulmana- organiza simétricamente la galería meridional, apoya la plaza y fuente central y se remata en una hornacina con banco del muro enfrentado, y el longitudinal, que nace del compartimento o gruta central, y de forma simétrica de nuevo, articula este elemento con la plaza y fuente de jaspe y permite a través de una puerta en dicho eje el paso hacia el jardín oriental, sucesión que introduce el típico espacio perspectivo renacentista, aunque de forma simplificada.
El Jardín del rey o de las Estatuas, junto al jardín de la Reina, fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1931, así como se encuentra incluido en el Catálogo de Bienes a Proteger de la Revisión del Plan General de Aranjuez 1996 como Jardín Histórico y la canalización de la Ría y cerramiento dentro de los Elementos singulares; además, forma parte del ámbito de Paisaje Cultural de la Humanidad, declarado en 2001.