Debido al estado de desidia y ruina en que se hallaba el Cuartel y a las dificultades para ajustarlo al programa propuesto, la citada arquitecta Nieves Montero, técnico de la Consejería de Educación a quien se le encomendó la rehabilitación y reforma, optó por conservar intacta su estructura general en todo lo referente a su envolvente y proyectar, en cambio, una nueva solución al interior al interior, sustituyendo la triple crujía con pórticos intermedios por una sola con pilares y vigas adosadas a los muros de fachada.
De este modo, y eliminando toda la tabiquería existente, se conseguía una mayor flexibilidad especial para la organización de las dependencias, dispuestas al exterior y enlazadas por pasillos perimetrales con luces al patio, así como para las instalaciones. Igualmente se diseñaron nuevos núcleos de comunicación vertical, escaleras y ascensores, para facilitar la independencia funcional de cada nivel, pues en el bajo y primero se han establecido los espacios docentes, en el bajo cubierta, una vez habilitado, los despachos y salas, y en el sótano las instalaciones y almacenes: Se crearon ocho escaleras, dos en el centro de cada lado mayor y una en cada vértice, éstas de cuatro tramos y rodeadas por los aseos.
En las fachadas se ha buscado la recuperación del orden y proporción, ejecutando un zócalo con revoco pétreo y el resto de paramentos con un revoco en bandas, a la martillina hacia la vía pública y liso hacia el patio, en el que se realzan las guarniciones de los huecos. Se remata el frente con el alero de madera original, previamente tratado y restaurado.
Es evidente que la rehabilitación y reconstrucción del antiguo Cuartel de Pavía en centro universitario, ha devuelto de nuevo a la edificación su deteriorada representatividad, insertándose funcionalmente en su entorno y en la ciudad, aun cuando haya sido lamentable, insistiendo, la pérdida de ese sector auxiliar, no tanto por su valor arquitectónico como por la alteración del trazado urbano primitivo.
Por otra parte, reconociendo el notable interés de la intervención en el antiguo cuerpo principal, especialmente en los frentes al patio, las circulaciones y los núcleos de comunicación, extraña la fuerte ruptura entre el exterior y el interior. Y es que, si en aquél se ha cuidado con esmero su recuperación, sólo discutible en algunas licencias, como la supresión del hueco sobre el portalón o la falta de proporción en los nuevos accesos, en éste nada permite restituir el ambiente original, ni espacial ni constructivamente, donde tal vez se hubieran podido mantener, y en algunas zonas, los referidos pórticos de fundición o incluso las arquerías del siglo XIX, difíciles de adaptar al programa, pero conciliables con la concepción de aquel histórico Cuartel de Guardias de Corps.