Ese era el puente, esas las estatuas que llegue a conocer en mis años mozos. La fisonomía urbana de Aranjuez, su paisaje, sus señas de identidad empezaron a cambiar cuando este puente y estas esculturas fueron quitadas y sustituido todod por un puente feo qye rompia con la estampa de su entorno. No duro muchos años. En algún almacén de materiales de desecho de Obras Públicas deben reposar aquellas tallas…
Es comprensible que un puente de diez metros de ancho, incluidos los dos de las aceras, no sea el más adecuado para responder a las exigencias de un transporte moderno. Salieron perdiendo en el lance del arte y la cultura de un puebl0o, y hasta de un país. Ahora, que el problema de la circulación está aminorando con el desvío de la carretera general, ¿no seri la ocasión de volver a colocar aquel puente “colgado”, eso sí con la anchura del actual y de nuevo con las añoradas tallas, otra vez vecina ilustres de nuestro pueblo? ¿Se convertirá en realidad éste insistente rumor que se da entre nosotros?
Los jóvenes llegarían hasta el puente al final de su paseo festivo, se asombrarían de aquellos colosos de vestiduras extrañas, se asomarían a la barandilla, y ensimismados contemplando a sus pies el discurrir de las aguas, imaginarían viajes fabulosos. Como hacíamos nosotros.