Según describe Don José Ignacio Pozuelo González en su libro
Don José Ignacio dice así:
En el CAPITULO 5
-ESTATUAS FUERA DE MADRID-
Págs.359-361
ARANJUEZ (Madrid)
El Real Sitio de Aranjuez, situado entre los ríos Tajo y Jarama, se utilizo como residencia real desde la época de los Reyes Católicos. Fue Felipe II el que encaro la construcción del Palacio a Juan Bautista de Toledo y a Juan de Herrera. Reinando Carlos III se finalizo la construcción añadiéndole dos alas.
La entrada principal a Aranjuez desde Madrid siempre fue un puente sobre el rio Tajo. En 1656 se construyó el primer puente de barcas. En 1810 se destruyó durante la Guerra de la Independencia, construyéndose en su lugar un puente provisional que desapareció en 1829 por las riadas.
Entre 1829 y 1834 se sustituyó por un puente colgante, obra realizada por el ingeniero Pedro Miranda. Con la idea de embellecer el puente recién construido Pedro Miranda solicitó, en régimen de préstamo, a la Corona, cuatro de las estatuas que permanecían bajo las bodegas del Palacio Real de Madrid, para colocarlas en los dos extremos del nuevo puente.
Las cuatro estatuas enviadas por Isabel II eran de las destinadas al piso principal de Palacio y por tanto de una sola pieza y de plinto redondo. Se trata de las estatuas de Atahualpa, emperador inca, Moctezuma, emperador azteca, Sancho III el Mayor, rey de Navarra, y Reciario, rey de Galicia.
Se colocaron sobre los altos pilares del puente colgante de forma que en la margen norte del río van Sancho III el Mayor en el lado oeste y Moctezuma en el lado este. Las cuatro estatuas se encaran con los accesos al Puente.
En 1930, para dar más anchura a la calzada, se sustituye este puente colgante por un puente metálico formado por dos arcos con ocho péndolas cada uno que, a su vez, soportan el tablero sobre el que discurre el tráfico. A pesar del drástico cambio en cuanto a la estructura del puente las cuatro estatuas permanecen en los extremos del nuevo y en los mismos pedestales, trasladados éstos por la distinta anchura del puente.
El Ministerio de Obras Publicas, en 1968, decide ensanchar el puente para poder ampliar la carretera (recordemos que entonces la carretera de Andalucía atravesaba la ciudad de Aranjuez) y procede a desmontar el puente metálico y sustituirlo por uno de hormigón, el actual, que aunque hoy se le conoce como Puente Nuevo, se le sigue recordando como el Puente de Barcas.
Para la construcción del nuevo puente se desmontan las estatuas y sus pedestales y se trasladan a donde estuvo la serrería del Patrimonio y lo que es hoy la “piragüera”.
Las cuatro estatuas, que pertenecían a Patrimonio Nacional por estar situadas en el Real Sitio de Aranjuez, y que sólo estaban allí prestadas, se trasladan a Madrid, se restauran y se colocan en el piso principal del Palacio real en el verano de 1971.
Con la colocación de estas estatuas y las ubicadas en el Campo del Moro, se inicia el regreso de estatuas al Palacio Real de Madrid, proceso que continuara hasta colocar las 29 que actualmente se pueden contemplar en el mismo.