Así se animaran otros á concurrir como sus socios á la obra grata de la felicidad de su Patria. Dignos son todos de singular mención #(1) Sres.: Conde del Retamoso.
D. Francisco Brocca.
D. Luis María Pastor.
D. José López Boual.
D. Juan Manuel Calderón.
D. Alejandro Llorente. #
especialmente a D. José de Salamanca, de quien referiremos meramente algunos rasgos. Por llamar los capitales ingleses que, según algunos entusiastas, no ansiaban otra cosa que fertilizar nuestro suelo, se les dio participación en una 3ª parte del capital, y al contar con ellos, uno solo sostuvo su compromiso, faltando los demás á lo que no saben faltar los españoles, después de entorpecerlo todo con rateros pretextos, y exigencias verdaderamente incalificables, Fue una de ellas la variación de la línea contra toda razón, la cual habría dejado sin comunicación 20 pueblos que hoy pone en contacto el camino. Abandonadas 6.000 acciones (12 millones) cuando á mas de este dinero se contaba con la cooperación moral y de inteligencia de los interesados de que hablamos, habría vacilado la empresa con tan amargo é inesperado desengaño, con decepción tan cruel sino hubiera tenido en su apoyo ese sentimiento de pundonor y de justo orgullo nacional que fortalece y afirma el animo español cuando se mira frente á frente con la superchería extranjera. Apuradas por caballerosidad todas las consideraciones, en vez de acudir a los tribunales haciendo valer su derecho, la junta de Gobierno no contó mas con los Isleños, y les tuvo, con el mas alto desden , por separados. Y el Sr. de Salamanca, considerando, la realización del camino como punto de honor nacional, singularmente después de la conducta… de los extranjeros no solo recogió las acciones desiertas, sino que ofreció cuanto fuese necesario.
La empresa no encontraba dificultad, nada parecía que pudiera oponerse á sus esfuerzos, cuando comenzó á declararse la famosa crisis monetaria que puso en peligro la existencia comercial de la plaza. Entonces precisamente eran mayores las atenciones, y ni podían suspenderse las obras sin gran pérdida de tiempo y de dinero. Vacilantes todas las empresas que no tenían hechos los desembolsos que esta, en vano se pidió un dividendo, porque los accionistas mas decididos se hallaban envueltos en otras cien empresas que se arruinaban, viendo desaparecer parte de su fortuna, y en peligro el resto. Faltaron los fondos, y la compañía se miró arrastrada en el movimiento general. “Sí la empresa tiene vida, y se ha llevado á feliz término, justo es agradecérselo al Sr. Salamanca,” dijo la junta de Gobierno en su memoria de 10 de septiembre de 1847. “En tan críticos momentos (añadió), repitiendo los propósitos que otra vez tuvo ocasión de manifestar, puso sus caudales á disposición de la Junta interina tenia término aquella deplorable crisis.”
Proscrito el que sin reparar en sacrificios dotaba á la capital de la monarquía de un medio de prosperidad ya conocía una de sus islas, y de cuya falta formaba casi todos los países un concepto vergonzoso, sabe el país la suerte que cupo al camino de hierro, su compañero de desgracia.
Solo una voz, débil, pero sentida, se alzó entonces, (la mía, opuesta poco hacia á uno de los actos del ministerio que juzgué perjudicial á una industria, renunciando antes á la protección que dispensaba a mi periódico), para que no se confundiese al adversario político con el mejor de sus actos. Vuelto, por fin, á su patria, y sin recursos perdidos en el poder y en la persecución, pero con crédito, y tan animoso como siempre, cesó luego la completa paralización de las obras, que recibieron el posible impulso. Hoy, por fin, recoge el fruto de tantos esfuerzos en el entusiasmo de los que contemplan el camino, en el parabién completo, en el sincero pláceme de la nación entera, en su aprecio al buen español que, al través de contrariedades de todo genero #(1) Mas de tres meses se detuvieron los trabajos por consultas impertinentes cuya resolución descuido el gobierno. Y no mencionamos otros obstáculos de la misma procedencia, ni la desaprobación del Senado al proyecto de ley que aprobó el Congreso # y anteponiendo al suyo el interés genera, le ha procurado ese medio incalculable de prosperidad, ese principio de la vía que quitará su importancia al Estrecho, y sus peligros á los peligrosos mares del Báltico.
La gloria de haber llevado á cabo esta comunicación de tanto y tan útil porvenir, propia es del señor Salamanca y del señor Miranda, socio fundador también, su ejecución, creando, tarea penosa, los elementos de que carecíamos, sin necesidad de mendigar la inteligencia y pericia extrañas, y un plantel de jóvenes capaces de construir y administrar bien otros caminos, familiarizándoles con los infinitos pormenores que reuieren. Este servicio hecho al país, que nada le cuesta, merecerá sin duda la gratitud de los que se interesan por su bien. Los accionistas comisionados que han examinado las obras y personas competentes,