el inspector del gobierno, todos han elegido su buen desempeño á pesar de las graves dificultades que han ofrecido algunas; el sistema de construcción de ladrillo fino, graciosamente guarnecido de piedra que le da el severo carácter de solidez propia de su objeto, y la belleza de las formas, y la esmeradísima ejecución que hasta en lo mas insignificante se nota, les da cierto aire de elegancia y sencillez que revelan la mano de la inteligencia y del buen gusto.
Y ha hecho más el señor Miranda: ha escogido en las fábricas el material y contratándole con notable economía, visitando á la vez los caminos en construcción. Ha establecido además tal orden en todo, que todo ha marchado por sí, que todo ha variado con mas rapidez que en un cuerpo militar al anunciar sus disposiciones. Desde el ingeniero que le sigue hasta el peón caminero, todos tienen marcadas por reglamento sus atribuciones y deberes con tal precisión que nadie falta impunemente, que existe una subordinación sin superior, y que tanto debe apreciar el público que les fia su nombre, subordinación de que es garante la paz entre siete mil trabajadores, frente á frente muchos de ellos en la guerra civil.
No es menos de admirar que en los desfiles y peligrosos trabajos que se han llevado á cabo, ninguna desgracia haya que lamentar, mereciendo bien la empresa del país por su asistencia a los enfermos en un hospital que creó.
Y el señor miranda, por último, ha hecho construir y adoptar los medios mecánicos mejores para los trabajos, venciendo los embarazos que la ruina y la preocupación oponen á las innovaciones. Vías provisionales de hierro, incluso una para construir el puente de Jarama, sesenta wagones que vierten para todos lados, barcos por Tajo y Jarama, talleres en las obras de mas importancia, almacenes, nada ha sido conveniente, nada ha inventado la ciencia que no se aplique. Fácil será á otras empresas lo que ha sido á esta tan difícil, adiestrando trabajadores y indoctrinando subalternos.
Y no es solo el camino, la contabilidad y administración son también modelo, según el testimonio mismo de los accionistas.
Ocho leguas mas cerca del Mediterráneo, no escatime el Gobierno la protección que tan costosas comunicaciones necesitan; y el señor Salamanca y sus dignos compañeros, ayudados de otros capitalistas, nos pondrán en breve, con el auxilio del señor Miranda, en Alicante, elevando la prosperidad nacional á un grado casi fabuloso de riqueza, y en particular á Madrid, pueblo en que tanto bien ha hecho la persona á quien va dirigida esta obrita, y con cuyas simpatías cuenta.
Prosáica, sin embargo de mi buen deseo, mi tarea, remate al menos con la poesía que Aranjuez inspira, con la décima improvisada que debo á la bondad del joven marino ya citado, en obsequio al objeto de todos aplaudido, y de las personas que mas han contribuido a su deseada y feliz terminación.
A ARANJUEZ.
Triunfaste al fin en la lid,
Oh Aranjuez encantador,
Que en alas ya de vapor
A un paso estás de Madrid.
Ondas del Tajo, decid
Cual es hoy vuestra alegría
Al ver que se acerca el día
En que se van á estrechar
Con el Cantábrico mar
Los mares del Mediodía.