TEXTO tomado del libro:
“Arquitectura y
Desarrollo Urbano”
Tomo IX
Comunidad de Madrid
Aranjuez
Zona Sur
Arquitectura recreativa y cultural. Cocheras de la Reina Madre. Centro Cultural Isabel de Farnesio
Cocheras de la Reina Madre
(Centro Cultural Isabel de Farnesio)
pag. 482-485
El actual Centro Cultural Isabel de Farnesio ocupa una manzana entera –entre las calles del Rey, del Gobernador, del Capitán, y la plaza de Abastos- que fue construida a mediados del siglo XVIII como cocheras y alojamiento del servicio de aquella reina italiana –viuda de Felipe V y madre de Carlos III- cuyo nombre ostenta.
Externamente el edificio se ofrece como un volumen muy sencillo de planta rectangular –con 21 vanos en las fachadas largas y sólo 11 en las cortas-, dividido en dos pisos por una línea de imposta corrida, con los parámetros revocados imitando un despiece de sillería, y las esquinas resaltadas mediante almohadillados decorativos que repiten a los lados de las portadas gemelas que centran las fachadas más cortas. Estas portadas están ejecutadas en sillería caliza, y presentan un recercado moldurado con dintel adovelado entre dos ménsulas decorativas que sostienen un gran balcón volado con barandilla de forja. El piso bajo está perforado por ventanas enrejadas rectangulares, y el alto por balcones volados –también de forja- apoyados sobre impostas en correspondencia con las anteriores; rematándose el conjunto por una banda resaltada a modo de cornisa fingida, sobre la que apoyan los canecillos de la estructura de madera y teja cerámica a cuatro aguas de la cubierta.
El interior –muy modificado respecto al trazado original- presenta un primer patio revestido de piedra arenisca –con las ventanas de ambos pisos unidas en bandas rasgadas verticales-, separado del segundo patio por un cuerpo de estilo posmoderno que aloja el Auditorio Joaquín Rodrigo, señalado por una proa volada revestida de acero con-ten entre dos paños de arenisca rasgados por aspilleras dispuestas al tresbolillo, sobre un pórtico de pilastras de hormigón de gran canto cerrado con una cristalera continua que da paso al vestíbulo principal del edificio. Éste se ofrece como un espacio diáfano que comunica con el segundo patio por una cristalera con otro pórtico similar al anterior –aunque la proa que lo coronaba se ve sustituida por un parámetro ciego volado en ángulo obtuso, placado también de arenisca-, que prolonga por todo el perímetro del patio convertido en un pequeño quitasol que protege las antiguas puertas cocheras del piso bajo. En correspondencia con éstas se abren las ventanas balconeras del principal –cuyas carpinterías originales han sido sustituidas por otras angulares de diseño actual-, que ocupan incluso las curiosas esquinas resaltadas y redondeadas características del barroco francés del diseño original. En cuanto al interior, hay que destacar las espectaculares cajas simétricas de las escaleras –rectas, pero divididas en dos tramos sin contar el desembarco-, y el Auditorio y Salón de Actos para 350 personas cuyo escenario ocupa la proa antes