en las fachadas de los patios corresponde con la dureza y rotundidad de los encuentros de las fachadas exteriores, son coincidencias reconocibles y que nos ayudan a entender mejor nuestro edificio.
Efectivamente, el análisis del significado del patio de la Casa de Correos, y del que D. Pedro Navascués acertadamente dice “… Ambos patios forman en realidad un patio único partido por una crujía abierta a aquéllos. Los ángulos de ese “único” patio que llevan chaflanes.
Si atendemos a esta observación y si pensamos que en las Cocheras de la Reina Madre sólo uno de los patios, el principal situado hacia la calle del Rey, tiene establecida dicha continuidad en sus chaflanes, y si a esto añadimos la diferente estructura de crujías y de sus muros transversales de arriostramiento en ambos patios, que pasan a configurarse según una simetría central en el patio de la calle del Rey a hacerlo según una simetría axial en el correspondiente a la calle del Capitán, podremos establecer una jerarquía y cualificación del edificio que una primera observación menos atenta a estos matices podría no haber detectado.
Así, el edificio se organiza según un eje longitudinal en el sentido ortogonal a las calles Capitán y Rey. Este eje se señala a través de los accesos y de la relación entre patios.
Del argumento referido a los patios, y de la situación de las escaleras originales, deducimos que el edificio noble estaba organizado alrededor del patio de la calle del Rey y que el acceso principal era el de dicha calle, teniendo un carácter más de servicios, las alas que dan al segundo patio.
Esta suposición se confirma con la estructura general de la planta que se desarrolla con pasillo perimetral alrededor del patio en la parte que llamaremos “noble” del edificio, permitiendo subdivisiones de uso, y que en la parte que llamaremos “servicios” con una estructura de crujía completa y diáfana.
La tipología de Palacio con dos patios, uno noble y otro de servicio la encontramos en Aranjuez con cierta frecuencia (Palacio de Osuna y Medinaceli), pero a diferencia de estos, tal distinción no se manifiesta al exterior. La responsabilidad de Marquet como trazador de la ciudad le lleva a una implantación urbana del edificio, rotunda e indiferenciada, con dos entradas simétricas en las calles Rey y Capitán.
De esta reflexión formal y compositiva hemos extraído algunas consecuencias que nos ha ayudado en el planteamiento de nuestra intervención.
La primera de ellas es que la carencia de voluntad estilística del edificio, sitúa el compromiso de la rehabilitación en un plano de cierta libertad no comprometida con el ornamento. Esto nos ha permitido aunar un criterio respetuoso respecto de su imagen urbana con una libertad para caracterizar el interior en los patios.
Otra consecuencia clara en el reconocimiento de las limitaciones que el edificio tiene como representación cualificada de su contenido y la necesidad de plantear una intervención que supere tal limitación.
La última constatación es que el edificio contiene en sí mismo una lógica distributiva y organizativa que ha servido como soporte al establecimiento de un programa diverso son perder la idea de unidad que siempre ha presidido el proyecto.
Hasta aquí este recorrido que ha pretendido, una vez que la rehabilitación ha sido concluida, indagar en las bases que han sustentado el proyecto. No se ha tratado de ofrecer ninguna metodología generalizada, sino la afirmación del valor del análisis de lo específico y del entendimiento del propio edificio y del lugar, como instrumento disciplinar.