le confiere unidad y monumentalidad, y una fuente, como foco opuesto a la iglesia y coronada por Fernando VI, hace patente el poder real (poco después Fernando VI fue apeado precisamente por Marquet, a instancias de su hermano Carlos III.
La plaza de Abastos, por contraposición a la de San Antonio, tendrá un carácter más civil y urbano aglutinando la actividad diaria del Mercado y el trasiego de productos desde la cercana Huerta Valenciana situada en las proximidades, al Este de la calle del Foso. Este pretendido carácter no será óbice para que Marquet olvide la impronta urbana que le quiere conferir, y será presidida y delimitada por un gran edificio, el de las Cocheras de la Reina Madre, Isabel de Farnesio, que le había sido encomendado en 1758.
En esta decisión fundamental de Marquet en relación con la plaza y la ciudad, no hay que olvidar un matiz importante. El edificio no se organiza jerárquicamente en función de la plaza, a la que no ofrece fachada ni acceso significativo, sino que se sitúa en eje longitudinal paralelo al de la plaza, subrayado por sus dos entradas realzadas en sus fachadas representativas a las calles del Rey y Capitán, Esta circunstancia puede ser entendida, bien porque el proyecto del edificio fuera previo a la de la plaza o bien por una voluntad de establecer un cierto distanciamiento intencionado, entre una plaza que había de soportar la actividad del Mercado de Abastos y un edificio, que aunque de servicios, no dejaban de ser servicios reales.
La vocación urbana del edificio no se agota como referencia de una de las dos plazas de la ciudad sino que esa orientación y exiliada a la que nos hemos referido y la voluntad de realzar sus portadas le sugieren a Marquet, que tanto las calles del Rey y Capitán, debían trazarse con una mayor anchura e importancia que sus colindantes con orientación Norte-Sur. Esta decisión que enriquece y jerarquiza esa trama original inicial, es aportación de Marquet y mejora el trazado de Bonavía cuyo plano no contenía tal distinción. El edificio no sólo propicia la plaza sino que también da origen a las dos grandes calles Norte-Sur que equilibran al Este sus correspondientes en el Oeste, Carretera de Andalucía y calle Florida.
Más adelante, esta decisión de Marquet sobre el trazado principal de estas dos calles que delimitan las Cocheras de la Reina Madre, facilitará la de ubicar los dos edificios públicos más importantes, junto con la Plaza de Toros, al sur del Casco: el Convento de San Pascual, en la calle del Rey, y el Hospital de San Carlos alineado en la calle del Capitán que además configuran la tercera plaza de la ciudad. Las Cocheras de la Reina Madre quedan así relacionadas con los otros grandes edificios públicos como lo estaba con el conjunto más representativo de la Plaza de San Antonio.
La importancia que Marquet da a la relación de esta plaza con la de Abastos, queda patente cuando es encargado de cerrar y unir las galerías de la Casa de Oficios con las de la Iglesia de San Antonio y completa el proyecto de Bonavía prolongando los arcos que emanan de la iglesia, con los de la Casa de Oficios y con los de la futura Casa de Infantes, realizando los mismos de forma notable cuando confluyen con el eje virtual de la calle de San Antonio. Años después escogerá también el eje de esa calle para situar la que será segunda obra más significativa de Aranjuez, el Teatro.
El rápido y sorprendente crecimiento inicial de Aranjuez desbordó las primeras previsiones de Bonavía y la ciudad tuvo que ampliarse hacia el Sur, perdiendo la configuración longitudinal en torno al eje de la calle de San Antonio y adoptando otra, más regular, bien conocida a través del plano de la ciudad delineado por Domingo de Aguirre en 1775.
La plaza de Abastos, y con ella el centro de la vida urbana, se trasladó al “anchurón” comprendido entre la calle de Abastos y Gobernador, que en principio era el límite dela ciudad, ideada por Bonavía. A Partir de ese momento se denominó Plaza de las Caballerizas de la Reina y posteriormente, Plaza del Rey.
La paulatina desaparición de su función central y la fuerza que la trama ortogonal viaria tiene, son las causas de que dicha plaza se segregue en dos mitades a comienzos del siglo al unirse la calle de San Antonio hasta la calle del Foso y propiciando la ocupación de las dos mitades, primero con dependencias anexas al Colegio de Huérfanas y luego con el edificio de viviendas de ferroviarios.