de esta planta en “cuartos” que pueden comprender desde una sola habitación para los criados de la categoría más baja hasta pisos completos –con escalera interior para el servicio y más de una docena de estancias- para los cargos de mayor rango. Estos últimos se distribuyen en torno al segundo patio –con las esquinas redondeadas para resaltar su importancia-; mientras que las letrinas se sitúan en las
esquinas exteriores de la fachada principal a la calle del Capitán, en dos ensanches del pasillo central que da acceso a los “cuartos” del primer patio –cuadrado y más sencillo-. Por encima de este piso principal todavía se aprovecha el bajo cubierta- iluminado sólo por “guardillas”- para distribuir más dormitorios de criados –incluido alguno compartido con hasta tres camas-; dedicándose la planta baja para caballerizas y cocheras que dan nombre a la edificación.
Simultáneamente al edificio, Marquet había realizado en 1759 varios diseños para una fuente pública de agua potable en el centro de la vecina plaza de Abastos, “aprobándose finalmente (en abril de 1761) el proyecto de los delfines por éstos el motivo principal de la decoración de la fuente”; aunque hasta el año siguiente no se liberaron los fondos pertinentes para ejecutarla “según el plan y diseño” de Marquet; firmándose el contrato de ejecución con el cantero Vicente Chornet –colaborador habitual del arquitecto- el 3 de enero de 1762. A pesar de que no conservamos ningún dibujo de esta fuente, por las descripciones coetáneas sabemos que estaba compuesta por un pilón sobre tres gradas, con un grupo escultórico central formado por cuatro delfines –con las colas entrelazadas en alto- que arrojaban agua por las bocas.
Volviendo al edificio de las Cocheras, hay que lamentar que la noche del 21 de noviembre de 1811, durante la Guerra de la Independencia, se produjo un terrible incendio en esta “gran casa llamada de la Reina” –“la más espaciosa, hermosa y bien fabricada de las que S.M.” tenía en la población- cuando acogía un destacamento de tropas francesas destinado a escoltar un convoy de maderas a Madrid; siendo “creencia general” que el fuego pudo ser provocado por individuos del propio destacamento, aunque según López y Malta, “finjieron éstos extraordinaria actividad para sofocarlo, escitando a los vecinos”, lo que “no se consiguió sino después que el voraz elemento había consumido todas las maderas hasta el suelo del piso principal”, calcinándose por completo las estructura de la cubierta.
Desafortunadamente, la penuria económica del periodo retrasó durante largos años su reconstrucción, agravándose los daños del incendio con los provocados por la lluvia y el abandono hasta que en 1829 se decidió emprender la restauración, que fue realizada entre 1832 y 1833 según un proyecto del arquitecto Isidro González Velázquez que –según José Luis Sancho- mitigó algunos de los rasgos más franceses del diseño original.
Simultáneamente, en la vecina plaza se trazaron en 1830 ocho calles con origen en los centros y ángulos de su perímetro –dotadas de “espaciosos asientos de piedra de Colmenar”- que convergían en la Fuente de los Delfines antedicha, rodeándose el conjunto con “unas verjas de madera pintada de verde al óleo”. Este ajardinamiento –que podría ser del propio González Velázquez o del jardinero Fernando Boutelou- pretendía sellar la conversión definitiva de la plaza en un espacio de estancia y paseo que hiciese olvidar su original destino utilitario, pues que diseñada para plaza de Abastos por el arquitecto Santiago Bonavía dentro del plan de creación del Sitio de 1746, aunque cuatro años después todavía estaba trabajando en su trazado definitivo como centro de la vida económica y administrativa de Aranjuez, ya que a ella se trasladarían las “habitaciones precisas” para el servicio de la Jornada, como la carnecería, la lonja, las tiendas de aguardiente, mercería, aceite y pescado, alojería del tocino, la taberna y el estanco, de que resultaría “dar alguna forma nueva a la Plaza”. Sin embargo, al plantearse el ensanche carolino, perdió su función al crearse una nueva plaza de Abastos