Ya en la etapa de los ayuntamientos democráticos, fallecido Luis Infiesta y regentado el Teatro por su viuda Joaquina de Benito y sus hijos sobresalen al homenaje a la Reina de España con el Concierto de Aranjuez interpretado a la guitarra por Narciso Yepes, la entrega de los premios Mariblanca (entidad cultural local) con la actuación de la Orquesta Sinfónica de Friburgo (Alemania), y el homenaje al Maestro Rodrigo, año 1985, con asistencia al mismo de S.M. la Reina Dª Sofía, el Presidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina, la corporación municipal y las autoridades locales.
El 14 de junio de 1987 el Patrimonio Nacional transfiere la propiedad del teatro a la Dirección General del Patrimonio del Estado. En este mismo año la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid, convoca un concurso restringido para la realización del proyecto, que gana Mariano Bayón Álvarez, arquitecto que proyecta una restauración valorada en 568 millones de pesetas.
En 1989 cae el telón del Gran Teatro, se apagan las luces de la sala y la familia de Luis Infiesta deja el arrendamiento tras ser indemnizada por el consistorio ribereño. En cuanto al personal del teatro se refiere, el ayuntamiento asumió la plantilla existente, pasando dichos trabajadores a la plantilla municipal.
En el año 1990 el Consejo de Ministros del 2 de marzo acordó la cesión gratuita del teatro, por parte del Patrimonio del Estado, al Ayuntamiento de Aranjuez.
El 27 de diciembre de 1993 se firma un convenio de colaboración entre la comunidad de Madrid y el Ministerio de Obras Públicas, Transporte y Medio Ambiente para la financiación y ejecución de las obras, asumiendo cada institución el 50% de los costes con el compromiso de concluir la rehabilitación en el año 1996, en este mismo convenio ambas instituciones se comprometen a rehabilitar también el Teatro Cervantes de Alcalá de Henares. Este Teatro ya está rehabilitado y en pleno funcionamiento.
En 1994-1995 en que está regido el municipio de Aranjuez por el Partido Socialista se comienzan las obras con el derribo de unos muros llenos de anécdotas y vivencias para hacer una remodelación que hoy, siete años más tarde, sigue esperando y demandando el pueblo de Aranjuez.
Espero, como la mayoría del pueblo de Aranjuez, sea recuperado cuanto antes este espacio que fue durante años un gran medio de entretenimiento, comunicación social y artístico-cultural para los vecinos de esta Real Villa.