abovedadas, con columnas de la misma piedra, espaciosas jaulas aisladas con su correspondiente corralillo para los caballos padres, patios grandes y corrales donde, en la actualidad, se efectúan los herraderos. Sobre la puerta principal se puso una escultura, de Juan Reina Valenciano, representando una yegua y un caballo, con una inscripción original de D. Juan Iriarte, que dice: Vento grabidas exprole putabis.
Altamente interesante resulta presenciar la operación de herradero. En uno de los corrales se encierra el ganado que se va a marcar, y cuando todo está dispuesto, se hace pasar cierto número de potros al corral del centro, en el que está el hornillo donde se calientan los hierros y una tribuna, para presenciar la faena, que comunica con las habitaciones que en Sotomayor hay preparadas para el Rey. Una vez los potros en este corral el personal de la yeguada se dedica a sujetarlos para que les pongan el hierro, cosa nada fácil y algo peligrosa, porque aquellos animales cerriles, al sentirse enlazados por el cuello, se defienden tenazmente, y antes de que los yegüeros consigan dominarles agarrándoles por las orejas, las patas y la cola, suele suceder que el potro haga rodar a varios hombres por el suelo. A los caballos se les marca en el anca y a las mulas en la oreja. También se observa una costumbre muy curiosa al dar nombre a los caballos, que permite desde luego saber el año en que han nacido. A partir de 1899 todos los productos de cada año llevan un nombre cuya letra inicial es la misma y que sigue anualmente el orden riguroso de las letras del alfabeto; así es que todos los caballos que llevan un nombre cuya inicial es A, se sabe que nacieron en 1899; los de la B, corresponden a 1900, y así sucesivamente.
Para la producción del ganado se sigue en general el sistema de selección y en parte el de cruzamiento. El objeto de este sistema, del cual se están viendo buenos resultados, es el que considerándose bastantes los productos de cien yeguas para remontar las reales caballerizas, no se había conseguido, con los elementos hasta ahora existentes, hacer por completo dicha remonta, no por falta de número, sino porque para el tiro de los grandes carruajes de la real casa se necesitan caballos de una alzada y corpulencia que no tenían los de Aranjuez, siendo necesario para algunos servicios adquirir ganado extranjero.
Con el nuevo sistema intensivo, en vez del extensivo, para la producción del ganado, se persigue el fin de que en tiempo relativamente breve produzca la yeguada caballos en condiciones iguales a los extranjeros. Los análisis de los terrenos que ocupa la yeguada y las experiencias de cultivos hechas en los mismos, han demostrado que en Aranjuez pueden criarse caballos de gran alzada y corpulencia.
La base de la producción pecuaria son cien yeguas de vientre y varios sementales, entre los que se cuentan algunos tan famosos como: Libiston, Padloch, Fox y Favorito, de pura sangre inglesa; Atila y Sans-coeur, de raza Norfolk; Versiculo, pura sangre española; una jaca semental pequeña, raza navarra, y dos garañones para la producción de ganado de arrastre.