Unas 66 familias provenientes de distintas regiones de España, se instalaron en el casco antiguo y en las calles Ojalvo y Rosales. A muchas se les recuerda con afecto por haber dejado huella en el pueblo.
-Catalino Alonso, el “tío Catalino”, guarda mayor del IRYDA, fue un hombre muy severo que vigilaba las producciones en el campo para que no hubiese estraperlo y obligaba a los niños a limpiar los jardines.
-Saturnino Guzmán Soto, también conocido como “El tío Jaro”, fue un hombre muy fuerte. Una vez compró un carrillo en Madrid, pero se hizo tarde y no se lo quisieron facturar en el tren. Entonces decidió empujarlo hasta el Cortijo con su mujer, “la tía Manuela”, encima “Satu” diseñaba su propia maquinaria agrícola: limpiadoras de ciruelas, cintas para sulfatar y para recolectar las nueces, etcétera. Era célebre por su astucia.
-Dolores Cestelo Gambí, la “tía Gambila”, se quedo viuda con 5 hijos. Trabajaba día y noche con su yunta de bueyes y consiguió abundantes cosechas de fresón.
-Patricio Panadero, el “tío Patricio” era un hombre tan trabajador como juerguista. Tenia una pequeña bodega donde hacia buen vino.
-Eulogio Torres, el “tío Dios”, les dijo a los ingenieros del I.N.C. que su tierra de secano en la calle Rosales tenía suficiente inclinación para regarla y no le creyeron. Pero lo demostró y la convirtió de regadío.
-Antonio Nogueras, el “tío Granaino”, nacido en Granada, era trabajador y dado a la gente. Su mujer, la “tía Gracita”, cuidaba a los enfermos y ponía inyecciones.
-Cayetano Capelo Cisteles, el “tío Capelo”, atendía la taberna situada en la actual Ronda de Carlos III, nº 26. En ella comían los obreros que construyeron el pueblo. También hacia de cartero y enseñaba las primeras letras a los niños.
-Lucía Palancar, la “tía Lucia”, era una mujer activa: ponía inyecciones, hacia jabón y cosía. Valía para todo
-Eusebio Verdugo, El “tío Verdugo”, encargado del frontón, le recordamos como un hombre ameno. Un día fue a un restaurante a Madrid que ofrecía pollo asado de primer plato y lo pidió. Le gusto tanto que de segundo plato también pidió pollo asado. Cuando llego al postre pidió pollo asado.
-Anastasio Pascual, el “tío Kiko”, fue un hombre muy integro en sus creencias.
-Pedro Ruiz, el “tío Coleto”, le recordamos siempre alegre y cantando, con sus sombrero y su motito.
-Zacarías Pizarro, “Zaca”, fue un hombre agradable y agrícolamente preparado. Sobre todo un buen entendedor de cuidar vacas.
-El “tío Manolillo”, Manolo Sánchez fue Alguacil del Ayuntamiento. En 1949, dos de sus vacas se colaron por el tragaluz de la cueva. La vaca llamada Gitana –que era brava- salió corriendo y se salvo.
-Guadalupe Gil, la “tía Púa”, siempre andaba con prisas. Era una mujer con carácter y divertida. Las vecinas nos juntábamos con ella para charlar y reír. Su hermana María, “la Villaconejera”, se enorgullecía de tener el jardín más bonito del Cortijo.
-Marina Santiago, esposa de Cirilo Martínez, guardesa de la residencia. Visitaba a los enfermos y ejercía como auxiliar de las comadronas Doña Luisa y Salvadora.
-“Pablo Higueras” siempre fue el primero en subir al Ayuntamiento a pagar algún recibo Municipal.
-Carmen Serrano (de una familia tradicional de panaderos de Aranjuez) y su esposo Segundo Ortega administraron la tahona que instalo el IRYDA en el Nº 2 de la Plaza Mayor, vendiendo toda clase de pan y bollería. como el patio era reducido, el IRYDA les permitió adosar parte de la calle para que pudieran instalar el horno para cocer el pan. En 1986, los hermanos Pizarro Llanez adquirieron la propiedad. ………………………………………….
Los técnicos del I.N.C. llevaban u control de las producciones para seguir la evolución de la finca. Se había realizado un experimento de reforma agraria y era necesario ver los resultados. El Real Cortijo de San Isidro tuvo un progreso rápido y ascendente en cuanto a producción. Estos peritos agrónomos se encargaron de cubrir las necesidades estructurales de la comunidad productiva, gestionando la adquisición de maquinaria que facilitase algunas labores. En 1950, el I.N.C. instaló una trilladora con la que los parceleros pudieron extraer el grano, con gran ahorro de tiempo y mayor comodidad. Igualmente se emplazo un molino movido por un motor eléctrico, para que los parceleros molieran el grano para sus animales de cebo (cerdos, Chotos, y bueyes). También proporcionaron algunas máquinas pequeñas (picadora de remolacha, desgranadora de maíz) y para cuyo manejo solían juntar varios hombres en una labor de ayuda mutua.
En el año 1955, dos agricultores, León Ruiz y Manolo Pizarro, compraron el primer tractor que se utilizó en el Real Cortijo. Era un Renault con motor de gasolina al que le acopló uno de gasoil. Cuando llegó esta máquina, en Aranjuez sólo existían tres o cuatro de menor potencia. De los pueblos de alrededor sólo Villaconejos tenía uno. Esto da idea de la iniciativa de los agricultores Cortijeros y el grado tecnológico de las explotaciones.
En el plano parcelario de la finca denominada Real Cortijo de San Isidro, ubicada dentro del Término Municipal de Aranjuez (regadío) y de Colmenar de Oreja (secano), se segregaron parcelas en lotes debidamente inscritas en el Registro de la Propiedad por el Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA) a los nuevos colonos o propietarios, pero quedaron unas parcelas difíciles de repartir a causa de su topografía y filtraciones de los canales, por lo que los ingenieros del Instituto decidieron establecer lotes comunales en “propiedad pro-indiviso” de unas 300 hectáreas. En las escrituras de los colonos quedó reflejada una participación indivisa en el lote comunal procedente de la segregación de la finca matriz, en los 102 lotes de parcelas de regadío y en los 111 lotes de tierra de secano.
Al principio era el IRYDA, por medio de sus técnicos, quien administraba estos terrenos y poco a poco, de manera verbal, los fueron entregando a labradores según veían sus necesidades. Al coger estas tierras abandonadas, llenas de carrizo, cañota y piedras, tuvieron que empezar por rotularlas, trabajando duro y dedicando muchas horas al día. Es por esto que no se les cobraba ni en dinero, ni en especies. Esto conllevo al surgimiento de algunos problemas entre colonos y vecinos de la pedanía, porque no veían bien que algunos labrasen tierras comunales sin documentación y sin pagar el arrendamiento correspondiente.
Los colonos decidieron crear una comisión de personas (junta de parceleros) para administrar esos bienes, unas 36 parcelas aproximadamente. Pensaron que la persona más idónea para realizar tal función sería el alcalde pedáneo junto con unos vocales. Según ha ido pasando el tiempo, cada cuatro años se efectúan elecciones para elegir a un presidente, vocales, secretario y tesorero, no pudiendo gravar, hipotecar, permutar, ni vender los bienes inmuebles propiedad de la comunidad sin previa aprobación de la mayoría de los socios, votado en una asamblea general.
Nuevos Tiempos:
El caserío nace municipalmente como pueblo
A propuesta del ministro de la gobernación. por Decreto de 23 de agosto de 1957v (B.O.E. 19-09-1957) aprobado en Consejo de Ministros, en el año 1957 el Real Cortijo de San Isidro se convierte en pueblo como Entidad Local Menor, con su propia corporación municipal o junta vecinal regida por un alcalde pedáneo. Esto sucedía con una diferencia de 121 años del nacimiento municipal de Aranjuez, su pueblo matriz. Dicha demarcación territorial tuvo como limites: la Vereda, al norte; la calle Princesa, al sur; la finca de las Asperillas, al este; y la escuela Nacional de Sección Femenina “Onésimo Redondo”, al oeste. Un pueblo con una superficie total, entre el casco urbano y viario local, de 30.515 m2, con un aprovechamiento urbanístico real de 15.257 m2 estimados –en los cuales hay 66 casas adosadas- y con una superficie de zonas verdes públicas (jardines, campo deportivo) de 31.134 m2.