Real Cortijo de San Isidro
Según describe Don Juan Antonio Álvarez de Quindós, en su libro
“DESCRIPCIÓN HISTÓRICA
DEL REAL BOSQUE
Y CASA DE ARANJUEZ”
escrito en 1804.
(Texto y ortografía, original del autor)
Don Juan A. Álvarez de Quindós dice así:
En la Cuarta Parte
CAPITULO IV
Cortijo y labores del Sitio
pgs. 319-322
Deseoso de fomentar en el Reyno la agricultura por todos los medios posibles el Señor Don Cárlos III, conociendo ser el fundamento y basa de su Monarquía, apreció mucho á los labradores, los distinguió como merecen, dio muchas órdenes para facilitar la labor, y quitar las trabas é impedimentos que la imposibilitaban, pensó en nuevas leyes agrarias, y creó Sociedades que la promoviesen y adelantasen. No contento con estos medios quiso proponer á sus vasallos su real ejemplo en este Sitio, para que les sirviese de superior estímulo. Hizo este encargo á sus sabios Ministros el Excelentísimo Señor Marques de Grimaldi y el Excelentísimo Señor Conde de Floridablanca, fiando á su dirección y gusto esta empresa, que desempeñáron á porfia, no reparando en gastos para planificar grandes labores y plantíos, haciendo experimentos para utilidad pública.
Habia en el Sitio, con destino á trabajar en las obras ordinarias de reparacion y en las nuevas que se contruyéron, algunos pares de mulas. Para ayudar á su manutención se entablo una labor y siembra que hacia el propio ganado el año 1753 á cargo del Sobrestante mayor, primero en la huerta de Secano, y en otro pedazo de tierra del Legamarejo, y después de unos cercados, que llamáron los Deleytes, al lado del camino de Andalucia, que se hiciéron el de 1755, y otros en Sotogordo con nombre de la Texera y Txerilla. En estos Deleytes se extendió la labor el año de 1765 hasta el número de ciento y diez y siete fanegas de tierra. Por la parte del camino se cercó con verjas de madera y machones de albañilería, y por las demas líneas con tapias de tierra. En el medio se dexó una calle para paseo con cuatro líneas de árboles de sobra, y se pusiéron muchas olivas. El año de 1772 se sembró de bellota el cerro del final del cercado para experimentar si nacian así las encinas, y formar un nuevo monte que uniese con el antiguo. Como no naciéron, se abandonó este pensamiento, y se plantó, en virtud de órden de Marzo de 1782, con cuatro mil ochocientas y quince olivas, y diez y siete mil quatrocientas cuarenta y ocho cepas de exquisitas y diversas calidades de uva, con muchos frutales y de todas clases. Despues saliéron las encinas con fuerza, y ya las hay grandes; enseñando la experiencia que requiere la bellota para nacer mas tiempo, y que vendrá mas pronto este útil árbol de estaca como la oliva, ó sembrándose en planteles para trasplantar. Está arrendada esta posesion. En el soto del Legamarejo se siembra setenta y cuatro fanegas de tierra.
La huerta llamada de Secano, y hoy Valenciana se labró muy de antiguo, y ántes de la agregación de la Encomienda de Alpaxés, pues en los instrumentos que entónces se otorgáron consta ya. Su situación es quasi al remate de la dehesa de Alpaxés: el año de 1625 estaba puesta de viña, y hubo cosecha de uva, que se remató al público. Por órden de 11 de Octubre de 1681 se mandó romper un pedazo de cien fanegas de tierra sobre esta huerta, y que se sembrase de verde para caballos de S. M., y después se entregase á la Real cofradía de nuestra Señora de las Angustias, para emplear su producto en la fáfrica de la Iglesia de Alpaxés; pero habiendo experimentado inconvenientes y estorbos de esta labor con la huerta antigua, que era solo de veinte y nueve fanegas, y ciento veinte y ocho estadales de á quinietos la fanega, según medicion del año de 1709; se mandó por otra Real Cédula de 21 de Junio de 1691 unir ámbas tierras. Por el año de 1755 se cercó con fábrica de mampostería; y en el de 1763 se perfeccionó rebaxando la pared de occidente para que no impidiese la vista desde fuera, y supliéndose con un foso á lo largo. Se pusiéron dos puertas de hierro para su comunicacion en las calles de árboles del Príncipe é Infantas. Se siguen por dentro de la misma huerta, con otras que la atraviesan y sirven de paseos. Se la umento otro pedazo grande de tierra a la parte de oriente, que llaman el Caramillar, y todo compone doscientas cuarenta y una fanegas de tierra útil sin las calles. Por Real órden de 1º de Septiembre de 1773 se mandó establecer en esta huerta de labor al estilo de Valencia, con el fin de que se aprovechasen aquí los conocimientos de aquel pais. A este fin vino un labrador Valenciano llamado Joaquin Cotanda, hombre honrado é inteligente: dividió la tierra en campos proporcionados, y la igualó con trailla para admitir el riego. Sembró mucha alfalfa, y labró con caballos, arados y azadones el uso de Valencia; pero el mismo Cotanda abandonó muchas cosas porque reconoció que no venian bien en este pais, ántes traian pérdidas, arreglándose en adelante á la práctica y uso de aquí. Estableció cria de seda con la gran porcion de moreras que se pusierón: se aumento el plantío de vides, parras moreras, olivas y otros árboles que ya habia el año de 1780 con diez mil y quinientas cepas, y entre ellas de todas las calidades que hay en Málaga, y son precisas para hacer el vino de aquel pais, de que se formó un viña, y encargó á un malagueño que la cuidase. Se arrienda esta huerta, incluso el diezmo y primicias, y ha valido treinta y seis mil y quinientos reales de renta en cada un año. Dentro de ella, y en la calle del Príncipe, ha hecho S. M. una batería con dos cañones de á veinte y cuatro, y dos de á doce para tirar al blanco puesto en un cerro; tiene su foso, faginas de sarmientos, y parque formado con caballos de frisa.