Rutas históricas por vías pecuarias
El Instituto de innovación Tecnológica de la Dirección General de Agricultura de la Comunidad de Madrid, en conjunto con Vías Pecuarias y el Fondo de Cohesión Europeo han diseñado unos recorridos por el sur de Madrid, en unos folletos titulados “Descubre tus cañadas”. Por tierras, actualmente del Real Cortijo, atraviesan una “cañada”, una “vereda” y algunas “coladas”, que se diferencian por sus dimensiones, siendo las cañadas de 90 varas castellanas de anchura y más grandes que las otras dos. Estas rutas, llamadas vías pecuarias desde la ley 3/1995, se fueron formando en el siglo XIII sobre dos antiguas calzadas romanas cuando la institución ganadera de la Mesta comenzó a emplearlas para la trashumancia y traslado de grandes rebaños.
La excursión se puede iniciar por la Cañada de los Lanchares, que atraviesa las tierras de secano al norte del Real Cortijo. Su trayecto utiliza parte de la antigua calzada romana proveniente de Almería y se ramifica en diverso caminos pastoriles de tierra que van atravesando los valles de Valtary, Valdemarín, Valdeguerra, Valdecasilla y el Vadillo, por los cuales se divisan cultivos de olivares autóctonos y viñas.
La vía pecuaria conocida como “Vereda de Vadillo”, pero cuyo nombre auténtico es Vereda de ka Camera, es un paseo ameno porque atraviesa todo tipo de cultivos de regadío situados muy cerca del río Tajo, así como cuadras caballares, vaquerías y centros ecuestres. es una ramificación del Cordel de Titulcia o Galiana, por donde se trasladaban los cameranos o cameros riojanos, naturales de la Sierra de Cameros, situada en Logroño, Rioja. Utiliza parte de la antigua Senda Galiana, un trayecto que comenzaba en Zaragoza, atravesaba Toledo y llegaba a Emérita, Mérida.
Además de estas vías pecuarias, por el Cortijo también pasan algunas de las rutas de los sotos históricos de Aranjuez. Son recorridos por numerosos caminos arbolados que pueden hacerse andando, en bicicleta o a caballo. Comienzan desde las calles de la Reina, del Embocador, Princesa, Colmenar y las Doce Calles, y comprenden una serie de ramificaciones con 4 caces y una treintena de caceras.
Zonas verdes del pueblo
El casco histórico del Cortijo de San Isidro se encuentra rodeado por zonas verdes en cuatro de los cinco lados que componen su estructura pentagonal: coto, praderas y jardín grande. Su superficie total es de 31.134 m2.
EL COTO
El coto es una zona para pasear, cubierta de césped y sembrada con 300 árboles de diferentes especies. Por su orientación, al norte del pueblo, es fresco y agradable en verano. Ocupa una parcela de regadío de una hectárea rodeada por una cacera de agua entre la calle Fresnos y Ronda de Carlos III.
El instituto Nacional de Colonización la califico a finales de los años 40 como “Coto Escolar”. Se estableció para educar a los niños de la escuela rural. En sus ratos libres aprendían a cultivar, mientras jugaban y hacían las tareas del campo, incluso ganando su propio jornalito. Eran ayudados por los maestros rurales y algunos padres. En la actualidad, el coto es un lugar de reposo y sosiego, que puede disfrutarse pasando por una amplia escalera de piedra, hacia un gran paseo en forma de U, iluminado por farolas.
LA PRADERA
La pradera es una zona de servicios para el pueblo que se une con el coto por medio de una escalera de piedra. Su superficie es rectangular y está orientada al este, entre la Ronda de Carlos III y la calle Rosales. Posee césped natural y árboles de diferentes especies. Se encuentra dividida por un aljibe semienterrado de una sola cámara, ejecutado en fabrica de ladrillo macizo enfoscado que sirve para admitir el agua del río Tajo, el cual sube por una conducción subterránea desde la captación de “La Serna” (y años más tarde de la captación de “Pico Vivero”), a través de dos bombas de presión y dos calderones conectados a la red urbana para abastecimiento a las 66 viviendas. La pradera siembre ha sido solicitada por las familias cortijeras y arancetanas para celebrar acontecimientos como las Fiestas de San Isidro, Fiestas de la Fundación, bautizos, bodas, comidas y jornadas de convivencia de diferente índole.
EL JARDÍN GRANDE
Se encuentra a la derecha de la entrad del pueblo, sobre el acceso a la bodega subterránea. Linda con la calle Rosales. Es una zona que ha sido jardín desde 1782, cuando Manuel Oliva, al terminar de construir la bóveda subterránea de la bodega y cubrir el desnivel que existía, consiguió un espacio llano para diseñarlo delante de la “Casa Grande”. El 12 de enero de 1789, se proyectó construir un cenador de hierro firmado por Isidoro del Castillo, semejante a la pérgola anterior a la del Real Jardín Botánico de Madrid, que estaría ubicado sobre la cueva, en el centro de un decaedro formado por paseos y zonas verdes. La memoria del proyecto decía:
“Manifiesta el Excmo. conde de Floridablanca cumpliendo con lo que su Excelencia le encargó, que el Real Cortijo de Aranjuez de los pies de hierro que se necesitan para poner el cenador y calles de emparrado del jardín del mismo Cortijo según actualmente demuestra de madera…”
(12/1789) Aunque el Rey Carlos III murió meses antes de poderlo realizar, no deja de ser esplendido por la cantidad de plantas ornamentales y aromáticas con dalias, violetas, claveles y rosales que con mucho esmero cuidaron desde su creación. Con el tiempo, pasó de la Monarquía a dueños privados, pero el Jardín Grande siempre ha sido un buen reclamo para el Cortijo.
Cuando el Instituto Nacional de Colonización llegó al Real Cortijo, se encontró frente a la “Casa Grande” un jardín muy cuidado y esplendido. Siguiendo con la tradición, lo replanteó en 1950 con un diseño de estilo romántico y afrancesado. Llamaba la atención de Autoridades y visitantes traídos para enseñar el nuevo pueblo como modelo de colonización.
Algunos colonos mayores recuerdan que en la década de 1920, el jardín contaba con nogales americanos o “pacanos” (Carya illinoimensis) de 50 metros de altura que habían sido traídos desde México. Sus alargadas semillas eran degustadas como frutos secos de brasero en las noches de invierno. La remodelación del Instituto Nacional de Colonización supuso el fin de estos ejemplares. En otoño, cuando las mujeres iban a recoger la ropa tendida en las cuerdas, cuentan que el color de esos árboles era especial, con tonos ocres dorados. Había también pinos y olmos. Tenían siempre rosales floreciendo en un cenador de madera con rosas de las distintas estaciones del año, venían vecinos de Aranjuez a ver y oler las diferentes flores, dalias, rosas, margaritas, violetas, azucenas…
El día 15 de mayo de 1997, la firma empresarial Robert Bosch regaló, a través del ayuntamiento de Aranjuez, un parque infantil de columpios para los niños, inaugurándose después de la Misa Mayor por el Sr. Alcalde de Aranjuez D. José María Cepeda, el Director de la firma empresarial y el Sr. Alcalde Pedáneo D. Pedro Torres, bendiciéndolo el Sr. Sacerdote Padre Montes, acompañados por los concejales, vocales, vecinos y visitantes. En el año 2001, el Ayuntamiento de Aranjuez cambio los columpios existentes por otros homologados dentro de las normas establecidas en Europa, siempre con la idea de proteger a los más pequeños. [/i] [/b]