Ajusto por destajo la obra de cantería; pero la palabra destajo que en nuestros días es sinónimo de obra lijera, muchas veces mal construida y sobre todo barata, en la que nos ocupa lo era de pesada, muy perfecta y costosa; tanto, que se tardó muchos años en tan pequeña construcción, que hasta hoy no ha desmerecido á pesar de su remota antigüedad y que costó aquel pequeño cuadro, sin concluir, un millón cuatrocientos treinta y seis mil doscientos treinta reales. Esta cantidad era enorme, si se atiende al poco valor que en aquel tiempo tenían los jornales y materiales. Era igualmente una garantía secundar á Herrera en la obra de albañilería Antonio de Segura y en la de cantería Lucas Escalante, que también habían entendido en las obras del cuarto Real.
Luego se ocupaba de la armadura para los tejados, sin determinar con qué se habían de cubrir pues esperaba la resolución de su amo el Rey. Después de tocar las maderas y rejas, pensaba que los techos fuesen de bovedillas de yeso, sobre las maderas, menos las espaciosas cocinas generales que las habían de cerrar bóvedas de ladrillo.
Por último, trataba del alcantarillado, que sobre todo la tarjea principal, donde debían afluir las de los patinillos, por la que había de corren un arroyo de agua, su altura tenía que ser tal que pudiera pasear por ella un hombre corpulento. Como hoy vemos, todo se hizo según el plan de la memoria mencionada, aunque por entonces quedó sin terminar la fachada del Mediodía.
Para despedirnos ya del gran arquitecto montañés y como más prueba de su dirección en esta obra, haremos notar el examen que hizo para experimentar la consistencia de la piedra almendrilla usada en ella, con un pedazo que mandó serrar por medio y labrarla. Colocando un trozo en la pared, á cada lado de la puerta de las cocinas en la galería que mira al O.
Como en esta parte construida solo había amplitud para las cocinas y mucha estrechez para la comitiva, aunque se hacia uso del viejo palacio, dispuso Felipe IV construir un cuarto para los caballeros y gentiles-hombres. Con piso principal, sobre la fachada del Mediodía que estaba por terminar en el patio de oficios. Esta obra se empezó poco después que el pequeño añadido que también se hizo por su órden en el cuarto Real, quedando sin concluir; aunque por el pronto en la parte interior ofreció más capacidad para los servidores de Felipe IV y Carlos II.
Al encargar Felipe V á D. Pedro Caro Idrogo en 1715 la continuación de la obra de este palacio, pensó terminar dando más amplitud al cuarto de caballeros, tanto más necesaria, cuanto que dispuso la demolición del palacio de los Mestres en que se hospedaba la clase más elevada de su comitiva. En breve tiempo se llevó á cabo la obra terminado lo que dejára por concluir Felipe IV, formando escuadra con otra línea igual enlazada con esta y la casa de oficios que es toda la fachada que hoy mira á Oriente en la plaza de S. Antonio. Se siguió la galería en esta plaza como el pequeño trozo de dicha casa de oficios, y otra más desahogada en ambas crujías de la parte interior, con el proyecto de terminar la gran manzana que hoy conocemos.