Las obras se pondrían en marcha con rapidez, pues a principios de 1751 ya se intervenía en el lienzo oriental del Cuarto de Caballeros “que corresponde a la fachada de la nueva Plaza haziendo dos crujías de cuartos para que de este modo, se doblen las viviendas y serán con mayor capacidad haciendo bóvedas de los Arcos empezando desde la línea Norte y continuando por Levante hasta juntarse con la Capilla pues de este modo quedaba la mitad de la Plaza adornada y concluida dando mucha hermosura y magnificencia al Sitio”.
El 20 de junio Bonavía remitía al Marques de la Ensenada la planta de todo lo que comprendía dicho Cuarto, “un alzado de la parte que mira a la Plaza y un corte interior con toda la explicación de el todo del edificio” y apuntaba que se trataba de “un edificio muy maquinoso que requiere muchos edificios a la vez”. El coste total del lienzo de levante, “en la forma que demuestra el Plan”, se valuaba en 2.000.000 de reales de vellón.
Sin embargo, la realización del espacio urbano y de la Iglesia de San Antonio, emblema para la nueva población de Aranjuez, cobró preferencia sobre la dicha casa para la servidumbre real, lo que explica una mayor lentitud en su desarrollo.
Esto supone que en las vistas de Antonio Joli, que reflejan su situación poco antes de 1754, falte por construir, aun habiéndose levantado la crujía meridional, el cuerpo de levante y parte del de poniente del Cuarto de Caballeros, amén de la galería de este frente, hasta unir con la de la Capilla. Si bien, en ellas se adelantaba lo que sería su configuración definitiva, un volumen de dos niveles más buhardillas, de mayor altura que el de la Casa de Oficios, con el cual se alinea, y organizado en torno a un gran patio cuadrado, mayor que el primitivo o de ésta.
No vuelve a haber noticias de la reanudación de las obras hasta 1755, cuando Bonavía redacto un presupuesto de lo que costaría levantar “el lienzo del cuarto de Caballeros, que mira a la plaza de fuente en la forma ideada y el concluir la galería desde donde queda descubierta hasta levantarse con el ramal correspondiente a la nueva capilla”, el cual ascendía a 1.771.314 reales, y fijó como fecha de inauguración la jornada real de la primavera de 1757.
Todavía en diciembre de 1755 el Arquitecto abordaba el problema de acumulación de aguas sucias en las galerías, por deficiente ejecución de su desagüe, proponiendo la creación de una calzada alrededor de las mismas para recogida y conducción a las alcantarillas y renovar un ramal de la red de saneamiento, que comunicaba el ángulo Sureste del Cuarto de Caballeros con el colector que atravesaba la Plaza de Parejas.
Al año siguiente, según Quindós, se procedió al desmontaje de los tres vanos herrerianos que, atravesando la calle, unían el corredor del Palacio con el Norte de la Casa de Oficios, sustituyéndolos por dos arcos rebajados de cantería de mayor dimensión, uno para cada sentido de circulación.