ALARILLA (alfariella, Alfarella, Alharella, Alfarela, Alharilla), “era paso obligado para los vecinos de Valladolid, Medina del Campo, Arevalo, Avila, Segovia y Buitrago, que comercian con la España musulmana, y estaba situado en los caminos que seguían los rebaños trashumantes entre la zona islámica y los montes de Toledo, Cuenca y Huete y presentan en el siglo XVI un estado ruinoso.
Las noticias documentales sobre este castillo son ya tardías y realmente su importancia se incrementa tras la conquista de Oreja. Es probable que la mayor cercanía de este último a la capital del reino oscureciera la actividad defensiva de Alarilla. Actualmente recordando la fortaleza perviven dos topónimos: la ermita y dehesa de Alarilla.
En el fuero de Oreja, Alarilla es uno de los puntos que se incluyen delimitando el término. Posteriormente recibe sus propios términos por Alfonso VII para repoblar esa zona alta del Tajo, pero ésta no se debió llevar a efecto ya que en un momento posterior Alfonso VIII lo dona a la iglesia de San Vicente Martín de Valencia, de Toledo (26 de enero de 1167) para su repoblación, pasando después a la Orden de Santiago (7 de enero de 1172). Al parecer es después de esta fecha cuando la población se establece realmente, ocupado la zona derecha del Tajo junto a la aldea de Fuentidueña, que será la que realmente adquiera importancia.
ALBOER (Alboher, Albuer, Albuera) debe seguir unos pasos similares a Alarilla, aunque su desarrollo y crecimiento posterior sea menos importante. También en este caso la aldea, Villamanrique, será la que prospere mientras la fortaleza decae hasta perder incluso su topónimo.
La primera noticia documental que poseemos es de 23 de abril de 1099. Alboer forma parte de las donaciones que Alfonso VI hace a don Bernardo de Toledo; pero éste no debió poblarlo ya que en 1146 Alfonso VII debe “reedificare e populare desiderans …duas meas villas desertas”. Estas villas son Villamanrique y Villar del Puerco, despoblado ya en el siglo XVI, que son donadas a unos vecinos de la ciudad de Toledo. Posteriormente la fortaleza con sus términos pasa, a través de Sancho Cóchar a la Orden de Santiago, después de que el papa Alejandro III confirmara en 1175 los bienes y propiedades de la Orden ya que no se encuentra incluido entre ellos.
OREJA (Aurelia, Oreliam, Orella) cuya antigüedad como núcleo defensivo desconocemos al igual que en los casos anteriores, es la que se encuentra documentada antes en el proceso de reconquista. Como hemos visto en el capítulo anterior, el Castellum Aurelia aparece citado en 1091, pasando de manos musulmanas a cristianas en los años 1113 y 1139. La permanencia de pobladores musulmanes en los primeros años del siglo XII nos lo ha confirmado la fuente arqueológica como puede verse en los fragmentos cerámicos.
Esta es la única fortaleza de las tres que permance en pie, aunque su estado es muy precario. Su actividad la vemos en relación, a partir de 1171, con la Orden de Santiago, manteniendo a través del tiempo tan sólo ek título de su encomienda.
2.La conquista cristiana de Oreja
La conquista almorávides de Oreja del año 1113 no sólo abre uno de los pasos del Tajo sino que, además revaloriza otros puntos defensivos como Ucles y Alcalá. Desde ellos, los ataques almorávides se dirigen de forma continua, tanto a Toledo como a la Transierra, como claramente nos lo relata la Crónica de Alfonso VII: “et ipsi qui erant in Aurelia per singulos dies debellebant Toletum et caetetas urbes, quaesunt trans Serram, facientes multas caedes et multas praedas…”. Es muy probable que la labor organizativa y repobladora que Alfonso VI realizara en Alcalá y Oreja se perdiera en ese momento; sin embargo, las razzias no provocan pérdidas territoriales.
Parece ser que la conquista de Alcalá por el arzobispo don Bernardo en 1118 augura el futuro de las tierras ocupadas, aunque los problemas internos y la inseguridad fronteriza no facilitara, por el momento, la obra repobladora y expansiva de Alfonso VII, quien por estas razones había descuidado la frontera toledana en los primeros años de su reinado.
Desde 1121, año en que se documenta el levantamiento de Córdoba ocasionado entre otros motivos, por la perdida de Alcalá –que supuso un gran desprestigio para los almorávides-, hasta el año 1130, las campañas no parecen ser dignas de mención en las crónicas llevando incluso, por parte almorávide, un intento de tregua con los castellanos.
Nombrado Tasfin ben Yusuf gobernador de Granada, “el cual había de cambiar el ritmo en la frontera casi durante una década”, inicia un nuevo momento de castigo atendiendo a la petición de ayuda que requería el gobernador de Córdoba: en el año 1130 emprende una expedición con ejércitos de ambas capitales contra Toledo, “que fue oportunamente prevenida por el servicio de información”.
Ante esta circunstancia el ataque no se hace directamente a la ciudad sino al castillo de Aceca, a cuyo frente estaba Tello Fernández que había realizado su repoblación en años anteriores. Esta fortaleza era el punto de partida para la ciudad de Toledo y Oreja, y su toma facilitaba el ataque a ambos.
Las fuentes árabes transmiten la fecha de expediciones desde el 8 de agosto hasta el 6 de septiembre de 1130; los Anales Toledanos lo hacen en 1128, pero parece ser que son éstos los que se equivocan en la fecha.
Un año mas tarde, los caudillos de Calatrava y San Esteban, uniéndose a los de Oreja y a los “de otros castillos de la Meseta hasta el Guadalquivir, vinieron a los confines toledanos”, dando muerte al alcalde de Toledo Gutiérrez Armídez.
A principio de 1132 mandan fuerzas, probablemente a Oreja, pero los cristianos a su vez intentan impedir que éstas lleguen a su destino. Ante estos impedimentos, Tasfin pidió ayuda a los gobernadores de Granada y Murcia, a quienes también les interesaba el enclave de Oreja. Los cristianos reaccionaron de igual forma, pero al retirarse sufrieron un duro castigo. Tasfin, “abastecido y reforzado el castillo, inició el regreso”.