Situado en la margen izquierda del río, a kilómetro y medio del castillo de Oreja y colindante con la Dehesa de Torrique, empieza a ser ocupado en el Paleolítico Superior, siguiendo de forma continuada hasta el siglo VII de nuestra era, si bien los vestigios prehistóricos son poco representativos. Este lugar permanece desocupado durante siete siglos, volviendo luego a tener vigencia durante los siglos XIV, XV y XVI.
Es lógico interpretar este intervalo dentro de la continuidad de población con el proceso de reconquista, iniciado con el abandono o aniquilación con el proceso de reconquista, iniciado con el abandono o aniquilación visigoda, documentada fielmente por el fragmento de pileta de indudable valor arqueológico, hasta un omento de seguridad en la zona ya en el siglo XIV.
El problema que nos plantea este yacimiento, insoluble si no se llevan a cabo los trabajos arqueológicos pertinentes, es qué clase de asentamiento contemplamos: un típico poblado ibérico (siglo III a.C.) es reutilizado y acondicionado como “villa” en época romana (siglo II), sobre la que se asienta la población visigoda, pero dando al lugar una importancia mayor que en épocas anteriores ya que, probablemente se construye allí una basílica. La ocupación moderna quizás haya que relacionarla con los santiaguistas, ya que en las inmediaciones, a parte de la encomienda de Oreja, crean las de Biedma y Villoría (mapa VIII).
B) Los posibles “castros” o ciudades fortificadas
En relación con el asentamiento de LA VEGUILLA y el CASTILLO DE OREJA encontramos el yacimiento que hemos identificado con AURELIA (mapa III).
Situado en uno de los cerretes que enmarcan el paso del Tajo, a unos 500 metros aproximadamente del pueblo de Oreja, presenta una clara situación estratégica en dirección al río, igual que el castillo.
Este es el único yacimiento que conserva construcciones en pie y en superficie. De las primera tan sólo un pequeño habitáculo de planta rectangular, ligeramente abovedado al interior construido en sillarejo, que hemos identificado como “algibe”, muy preciso teniendo en cuenta la escasez de agua en esta zona alta, y dos restos de muros. Según el material recogido, este lugar comienza a ser habitado a finales del Bronce, adquiriendo desarrollo e importancia durante los siglos III-II a.C., dejándose de utilizar en el cambio de era, según atestigua un fragmento de cerámica aretina (siglo I).
Creemos que la población de “Aurelia” abandona esta ciudadela al iniciarse el proceso de romanización, pasando a depender de los cultivos agrícolas que ofrece la zona de regadío en la Veguilla, trasladándose la población a este lugar. Esta a su vez deja de tener significado con la invasión musulmana, momento en que la población busca un nuevo lugar que ofrece mayor seguridad y se asienta en el Castillo de Oreja, el cual comienza a documentarse arqueológicamente en esta época.
Siguiendo la línea de carretes, en dirección al actual Aranjuez, documentamos dos “castros” más, cuya importancia como yacimientos parece ser inferior a los reseñados. Estos parecen tener una vida corta, desapareciendo totalmente en época romana, sino anteriormente.
LA VEREDA DE LAS ZORRAS (mapa III) presenta un solo momento de habitación en plena Edad de Hierro, ofreciendo el típico material ibérico: ollas panzudas con decoración pintada a base de bandas y círculos.
EL PUENTE parece ocuparse en el Bronce Final y se abandona en el Hierro, si bien no parece ser un asentamiento muy significativo (mapa III).
Cerrando nuestra zona de estudio, situamos con óptimos condicionantes geográficos, el asentamiento ibérico de la actual TITULCIA (mapa III), ocupado también en época romana. Sin entrar nosotros en las discusiones que historiadores y arqueólogos han mantenido desde el siglo pasado sobre la correcta ubicación e identificación de Bayona de Tajula con ciudad romana de Titulcia, citada en las fuente clásicas, tan solo señalamos el asentamiento como tal y las similitudes que ofrece con Aurelia, ya que también en este caso, a escasos metros de la población se documenta el asentamiento romano en la vega del Jarama, como hemos explicado anteriormente. Como ambos ejemplos creemos queda testimoniada la movilidad de población, dependiendo de las necesidades económicas y defensiva de un momento dado.
Segun algunos investigadores estos asentamientos analizados habría que interpretarlos, más que como lugares defensivos, como se han venido haciemndo hasta ahora con los yacimientos "ibéricos" de las zonas altas entre los que se pueden incluir Aurelia y Titulcia, como lugares de paso relacionados con la practica ganadera transhumante; pero por el momento, dado el estado en que se encuentran los trabajos de investigación, tan sólo podemos aventurar esta idea como mera hipótesis.
3.La fuente epigráfica
El número de yacimientos en los que se documenta el asentamiento romano es discordante con el de inscripciones registradas. Según Javier Arce esto se debe a la escasa romanización existente, siendo el elemento indígena el que predomina y que tan sólo asimilan mediante los esquemas romanos los principales núcleos, como Complutum, “pudiéndose hablar de un marcado carácter “provincial” –en el sentido del término empleado por B. Bendelli- en la cultura material”.